¡Soñando también se llega al cielo!
Me gusta caminar, lo hago desde hace tres años, nunca me ha gustado el sol porque me hace transpirar demasiado, camino por los parques de mi pequeña ciudad, salgo a las seis de la mañana y camino hasta las siete, llego a mi casa, tomo una ducha, me pongo el traje de ese día, gel para el cabello, desodorante y algo de perfume.
Tomo el bus, se demora más o menos veinte minutos hasta que me deja a dos cuadras del trabajo, entro a las ocho, nunca he llegado tarde a mis labores, soy abogado en libre ejercicio, trato con tantas personas en el día que muchas veces me harto de ellos y los veo como molestos seres.
Son las doce y regreso a casa, otros veinte minutos de viaje, almuerzo, por lo general es comida chatarra, porque es fácil y rápido de hacer, por mala suerte no tengo tiempo de cocinar, son veinte a las dos, tomo el bus de vuelta al trabajo, estoy en la oficina hasta las seis, salgo de allí, tomo el bus y emprendo el regreso a casa.
Me pongo a leer hasta las ocho de la noche un poco de doctrinas jurídicas, leyes y demás, a las nueve me fumo un cigarro y comienzo a leer un poco de literatura hasta las diez, a las diez y cinco me lavo la cara, los dientes y me acuesto a dormir
En esos momentos es cuando comienza mi vida, veo a mi esposa, nos citamos todos los días a las diez y veinte, ella siempre tan linda, tierna y cariñosa, conversamos y comenzamos a besarnos como si fuera la primera vez, nos amamos, nos adoramos, nos encarcelados uno en el otro, en un mundo tan pequeño de un cristal irrompible, no puede escapar ninguno de los dos y lo cierto es que nunca queremos, es un mundo tan solitario y tan lleno, tan deshabitado y tan completo, volamos juntos como siempre agarrados de la mano.
Se levanta a las seis de la mañana la escotilla como siempre y sin querer regreso a mi pesadilla, no sin antes decirle cuanto la amo y cuan triste es dejarla, ella queda llorando al igual que yo en mi regreso.
Me despierto con lágrimas en los ojos, y me odio por un momento, comienzo a caminar, regreso tomo el baño y salgo a trabajar, almuerzo chatarra, vuelvo a trabajar, y en la noche leo leyes y literatura.
Procedo al regreso de mi vida primera y bella, a las diez y veinte me encuentro con mi linda, hasta ahora nunca me ha fallado en alguna cita, siempre puntual como sabe que me gusta, bailamos y reímos, nos amamos.
¿Cuando podré escapar de una vez por todos de esta maldita pesadilla?, llena de desgracias, de soledad. Amada mía, ¿Cuándo podré encontrarme contigo en la vida eterna? ¿Cuando podré salir de esta prisión? porque acá te busco y te busco mi amor y no te encuentro.
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