Fabiola, 24 años, hija única de padres adinerados, aniñada desde la horma. Por aquella ocasión su padre no le había prestado el vehículo para ir a la universidad, acongojada subió al trolebús con su mejor amiga Laura y emprendieron el largo viaje de 15 minutos.
Al bajar se supo perdida, no estaba más su celular en el bolso, con suspiro frío le dijo a su amiga que sin su celular se muere, y allí quedó, muerta en la parada norte del trolebús.
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