Jugaba a poder pegarle una pedrada al sol y a sabiendas que es imposible lo hice, más con diminuta roca logré trisarlo por completo.
Se volvió todo frío y triste, las calles se desolaron, la gente comenzó a invernar dentro de sus casas, el salir a la calle era un suicidio, instalaron chimeneas dentro de cada hogar.
Intenté repararlo de alguna manera y ese vacío que sentí, esa angustia, la desesperación, se conjugaron en mí contra, le lancé muchas cosas y nunca se recuperó, ni nos recuperamos.
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