martes, 22 de junio de 2010

Anuncio Necesario, por Rodica Moreira

Comenzaré invocando a un cantautor que admiro, y tomando prestado el título de su canción digo “esta boca es mía”.

Tomo posición, sin jactarme de neutral u objetiva. A través de mí, hablan las cosas sobre las que conozco tanto como las que siento, y aunque no son pocas, prefiero que aquello que diga, sea medido por la opinión pública en función de la intensidad, antes que por la vacía acumulación de datos.

No soy quien pasa pendiente de las noticias, “debería, digo yo también”, pero hablaré de una que me ha dejado un desagradable malestar en el pensamiento. La noche del 5 de abril, durante el noticiero que emite Ecotel TV, nuestro compañero y amigo, Juan Andrés González, se convirtió en el blanco de los comentarios del conocido periodista y dueño del canal Ramiro Cueva, quien en la mañana ya había entrevistado al recientemente posesionado Director Provincial de Cultura de Loja.

Nuestra estructura formal nos lleva a fijarnos más en el texto, que en lo que leemos ( o en este caso que simultáneamente vemos y escuchamos), más que en el contexto; para lo cual hace falta un poco de atención.

Partiendo de ello , y sin querer ser reduccionista, me parece que el mensaje que el conductor intentaba transmitir fue recibido con absoluta claridad por la teleaudiencia: -nuestro actual Director de Cultura no tiene los méritos para la dignidad que ostenta-; también nos queda clara la habilidad del periodista para “meterse en el bolsillo” a una persona joven e intimidada por una serie de sorpresivas preguntas que evidenciaban la franca voluntad de ridiculizarlo (suele ser frecuente la obsesión del género masculino, de querer demostrar a todo el mundo , sobre todo de manera simbólica, “quien es el que manda”)

Pero ya que quiero poner énfasis en el contexto, creo que la inteligencia de la ciudadanía lojana no puede dejar de apelar a otras lecturas sobre un tema tan delicado y que en mi caso, aunque parta del afecto y confianza personal hacia Juan Andrés, pretende extender una mirada panorámica de este acontecimiento.

El hecho es que se pone en tela de duda la capacidad del Director de Cultura, basándose en dos argumentos francamente débiles : falta de experiencia e incapacidad para contestar un cuestionario sobre literatura ecuatoriana. Esto nos lleva a comprender que los conceptos sobre cultura, administración cultural e ilustración se prestan todavía para macabras interpretaciones.

Por ejemplo se pretende hacer pensar que el titular de la Dirección Provincial de Cultura de Loja debe ser un profesional titulado, pero ¿ en qué?, ¡en gestión cultural?, ¿existe esta carrera en nuestro medio?. Producto de diferentes circunstancias eso todavía no es posible, lo que no debería obstaculizar la administración pública de la cultura por parte de ciudadanos provenientes de otra formación académica pero que como en el caso de Juan Andrés, han demostrado su interés y dedicación a la gestión cultural.

En este caso un título universitario de los que se ofrecen en nuestra ciudad no capacita por sí mismo a los jóvenes profesionales a ejercer un cargo como éste. Si tuviéramos que apelar a la titulación, tendríamos que hacer la búsqueda de la aguja en el pajar, para luego constatar que quizá los escasos candidatos preferirían, debido a nuestra idiosincrasia, pensarlo dos veces antes de aceptar el reto de sacar adelante la cultura por lo crítica que esta situación resulta.

Considero que los actores culturales y la ciudadanía en general, más que necesitar del erudito versado en historia literaria del país, -cosa que sin menospreciar a la disciplina , es apenas un rincón de todo el universo de fenómenos culturales del Ecuador- requerimos de líderes que tengan el coraje de asumir los retos y las oportunidades que el momento histórico les ha ofrecido a la administración pública en materia de cultura.

Por eso, me parece hasta de mal gusto la comparación que el periodista hace con el escalafón militar o el régimen escolar, ambos ámbitos abanderados de dos régimenes de poder que han impedio la comprensión y la vivencia plena de lo que ahora, al menos en teoría se ha dado en llamar “derechos culturales”.

No es mi objetivo escusar a Juan Andrés , pero se bien que al final de la administración en la cual pongo mi voto de confianza, estaré más contenta de saber qué tan bien obró en la arena de la gestión cultural, cuán grande o pequeña fue la incidencia o el beneficio del Ministerio de Cultura hacia la comunidad. Para evaluar su desempeño me valdrá más eso, que una lista de escritores que ni son los únicos, ni tienen por qué ser los mejores.


HE DICHO!!!!!!
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Rodica Moreira Ortega