Creo que la mejor amiga del escritor es la soledad, ya que abarca toda su persona, y cuando lo comienza a asfixiar, saca todo su corazón a relucir en un papel. Lo digo por mí, que cuando conocí la felicidad, el papel era una blanca hoja, el corazón no me decía nada y era un desconocido para el pensamiento, pero ahora cambio mis palabras y mis libros por volver a tener una sonrisa en la boca.
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